Hábitos y alimentos para tener una sonrisa sana
Existe una estrecha relación entre lo que comemos y nuestros dientes. No sólo en lo referido a aspectos relacionados con la salud bucal, sino también con el aliento y la coloración de los dientes. En este artículo de la odontóloga Marina Hirdes nos metemos de lleno en la boca para aprender cuáles son los alimentos y los hábitos alimenticios y de higiene que cuidan la sonrisa.
El azúcar y la acidez de los alimentos
Es bien sabido que quienes nos dedicamos a la odontología no recomendamos alimentos ni bebidas azucaradas, estrechamente relacionados con la formación de caries. Pero hay otra “enemiga” de la salud bucal: la acidez de los alimentos. Entre los alimentos y bebidas ácidas encontramos los jugos de frutas exprimidos (limonadas u otros), las gotitas de limón o vinagre que sumamos a nuestras ensaladas, la salsa de tomate, el café, el té y las bebidas alcohólicas. Algunas bebidas son especialmente ácidas, como las energéticas y algunas del tipo lima-limón. Este tipo de alimentos y bebidas erosionan el esmalte dental y favorecen la aparición de caries. Además, los jugos de fruta exprimidos pueden irritar las llagas en la boca, en caso de tener alguna.
Esto no quiere decir que estos productos se deban suprimir por completo, pero sí es posible incorporar un hábito sencillo: esperar unos 20 o 30 minutos luego de comer para cepillarse los dientes, lo cual se sugiere para permitir que la saliva haga su trabajo. Los alimentos forman un medio ácido en la boca que dañaría el esmalte dental, si no fuese por la saliva que lo neutraliza.
Se merecen mención especial las frutas cítricas para incluir en el menú saludable para la boca, ya que contienen vitamina C, una sustancia que ayuda a tener encías sanas y facilita la reparación rápida de las heridas bucales. La sugerencia es consumirlas preferentemente enteras y no en jugo, ya que cuando se come la fruta entera, el índice glucémico del alimento es menor y conserva su componente de fibra. Es justamente la fibra presente en la fruta entera (y su consistencia sólida) la cual retrasa la absorción de los azúcares (o retarda el incremento de la glucemia). Desde ya que también se alienta el consumo de frutas y vegetales en general.
El azúcar y el bruxismo
Aunque pareciesen no estar relacionados, ¿sabías que sí lo están? Usualmente se asocia el bruxismo con el estrés, lo cual es verdad, pero el consumo de azúcares libres está asociado también al bruxismo del sueño. El bruxismo tiene un origen central relacionado con las alteraciones en la neurotransmisión de dopamina y serotonina. La dopamina es la hormona relacionada con el movimiento, el deseo y el placer. La serotonina es un neurotransmisor cuya función nos permite relajarnos y descansar. La dopamina es el principal neurotransmisor que media la recompensa. Los odontólogos recomendamos reducir el consumo de de azúcar debido a que aumenta las alteraciones en la dopamina y por eso se asocia a bruxismo del sueño.
¿Light o común?
Las gaseosas light, si bien tienen menor contenido de azúcares o son cero azúcar, tienen pH más ácido que las gaseosas comunes, así que si pensabas que por ser light eran más saludables para la salud bucal, esto no es así. El pH ácido de las gaseosas light o cero es corrosivo, por lo que se sugiere limitar su consumo. El agua potable es siempre la mejor opción.
Agua sí, hielo no
A veces se observa que algunas personas tienen el hábito de masticar hielo, especialmente para refrescarse los días de intenso calor, pero, al igual que los alimentos duros, masticar hielo puede causar que los dientes se debiliten, fracturen y las encías se debiliten.
¡Dato a tener en cuenta! Si te dan muchas ganas de masticar hielo y lo hacés frecuentemente, consultá con algún profesional de la salud para chequear los niveles de hierro, ya que tener muchos deseos de masticar hielo o algo sin valor nutricional, podría ser un signo de anemia.
Retomando el punto mencionado de los alimentos duros …
Con respecto a los alimentos duros, hay algunas consideraciones a tener en cuenta. Especial atención a las barritas de cereales (caseras o industriales) ya que, usualmente, los ingredientes que se utilizan para unificar los ingredientes y darles el aspecto compacto son muy pegajosos y favorecen el desarrollo de caries. Además de lo mencionado con respecto al riesgo que presentan los alimentos duros de producir fracturas dentales (atención personas mayores), los alimentos duros como las barritas, caramelos, tostadas, turrones, frutos secos, no se recomiendan inmediatamente luego de un tratamiento de conducto. Luego de esta intervención, también se sugiere evitar el consumo de alimentos muy pequeños (semillas, arroz), chicles y alimentos pegajosos (caramelos u otras golosinas) y tomar mate. El esfuerzo de aspirar por la bombilla produce dolor y los alimentos muy pequeños pueden ingresar en huecos dentales y producir alguna infección.
Y hablando de mate, la pandemia nos ha dejado un buen hábito para la salud bucal: no compartir el mate. La ronda puede ser igual de amena, aunque cada persona tenga su mate.
Blanca y radiante va la sonrisa
La coloración de los dientes depende de varios factores, como edad, hábitos y factores genéticos. Desde el punto de vista de la alimentación, reducir el consumo de los siguientes alimentos y bebidas puede ayudar a tener los dientes más blancos: té, vino, gaseosas, alimentos ácidos y comidas con colorantes (como cereales de colores, por ejemplo, y salsas). Fundamental, dejar el cigarrillo y mantener una buena higiene bucal.
En caso de optar por un tratamiento de blaqueamiento ambulatorio o en consultorio, durante el mismo se debe reducir al mínimo el consumo de estos productos. Y recordá: las pastas dentales blanqueadoras NO blanquean y el carbón activado tampoco.
La moda “gluten - free”
Una pregunta muy frecuente que se suele recibir en el consultorio es si las pastas dentales tienen gluten. Esto responde, en parte, a la preocupación genuina de pacientes con sensibilidad al gluten o celiaquía pero también a la moda actual de consumir productos libres de gluten por la (falsa) creencia de que consumir productos sin gluten es más saludable. Las pastas dentales, por definición, no tienen gluten. Los componentes de una pasta dental son:
- flúor (el ingrediente básico que nunca jamás puede faltar)
- glicerina (que le brinda consistencia a la pasta)
- sorbitol (el cual hace a la pasta homogénea y es un agente endulzante)
- carbonato de calcio (el ingrediente limpiador que remueve la placa y la suciedad)
- laurilsulfato de sodio (que genera espuma y da sensación de limpieza o frescura)
Entonces, si las pastas dentales no tienen gluten, ¿por qué algunas tienen el logo SIN TACC y otras no? La respuesta es simple. Las compañías que producen pastas dentales también fabrican otros productos. En dicho procesamiento puede llegar a existir lo que se conoce como “contaminación cruzada” (entre los fabricantes de alimentos pasa algo parecido y vemos en las etiquetas leyendas como “puede contener ….”). Entonces, si la pasta dental tiene el logo “SIN TACC” está garantizado que dicha contaminación cruzada NO existió y que el producto no contiene ninguna sustancia que pueda afectar a una persona con celiaquía. Estas pastas son las recomendadas para aquellos pacientes que tienen un diagnóstico confirmado de enfermedad celíaca. En caso de sospechar tener esta condición o alguna intolerancia, se sugiere consultar con un profesional de la salud. Una vez que se obtiene el diagnóstico, mencionar dicha condición al odontólogo de cabecera.
Y hablando de pastas de dientes, ¿caseras o comerciales?
Es muy notorio cómo la tendencia de consumir “natural” o “casero” que se ve en la alimentación e incentiva a consumidores a optar por ciertos productos o hábitos que son supuestamente más saludables, también se ha trasladado a la odontología.
En diálogos con pacientes, se perciben dos tendencias: fabricar pastas de dientes caseras y utilizar cepillos de bambú, por considerarlos más sustentables o naturales que los cepillos de plástico. Con respecto a las pastas caseras, presentan dos inconvenientes. No tienen flúor, el ingrediente estrella que nunca puede faltar en la higiene dental, ya que tiene amplios beneficios: previene caries, es antibacterial y reduce la sensibilidad. Es seguro y no es tóxico en las cantidades en las que se encuentra en una pasta de dientes. En los envases de pastas dentales siempre buscá la indicación “1450 ppm” (1) de flúor. El otro inconveniente de las pastas caseras es que no pasan por ningún control bromatológico. Pueden parecer muy naturales e inofensivas, pero no se conocen sus efectos. Con respecto a los cepillos de bambú: el bambú para el panda, no para los dientes. Los cepillos de bambú no son recomendables porque las cerdas de bambú son un lugar muy propicio para las bacterias, por lo que estos cepillos son menos higiénicos que los convencionales. Debido a esto, quienes usan cepillos de bambú deberían cambiarlos cada 2 semanas, mientras que quienes usan cepillos convencionales se sugiere renovarlos cada tres meses y luego de haber cursado alguna enfermedad viral o infecciosa. Además, el bambú desgasta el esmalte y causa problemas de abrasión e irritación en las encías. En conclusión, los cepillos de bambú podrían ser “eco-friendly” pero no son “teeth-friendly”. De todos modos, la preocupación por la sustentabilidad es válida, por lo que los cepillos de dientes convencionales con mango de plástico se pueden descartar en los contenedores exclusivos para reciclado de dicho material. Separar plástico de otros desechos sí es eco-friendly.
(1) Ppm significa partes por millón. Refiere a la metodología utilizada en los laboratorios en el análisis de reconocimiento de flúor. Se recomienda que toda pasta dental, ya sea para la infancia o la adultez, tenga 1450 ppm de flúor. Las pastas disponibles en el mercado por lo general tienen entre 1.100 y 1450 ppm de flúor, y está bien. Lo relevante, más allá de este dato, es cuánta pasta se utiliza. Para niños entre 1 y 2 años, una gotita tamaño granito de arroz; de 3 a 5 años, gotita del tamaño de una lenteja; de 5 años en adelante, una gota del tamaño aproximado de una arveja.
¡Para olerte mejor!
¿Quién no desea oler bien? Para evitar el mal aliento se sugiere una correcta y asidua higiene bucal, el uso de pastas con flúor, beber abundante agua y evitar ciertos alimentos (el ajo es el emblemático), comer muchas frutas y verduras, no fumar y reducir el consumo de alcohol.
Un dato más que interesante es uno referido a la dieta keto. ¿Escuchaste hablar del "aliento cetónico"? La dieta keto o dieta cetogénica, baja en carbohidratos, tiene algunos pros y contras con respecto a la salud bucal. Por una parte, podría disminuir la posibilidad de tener caries y por otra, favorece el mal aliento. Aquellas personas que opten por esta dieta se sugiere que busquen supervisión de algún profesional de la salud.
Detrás de cada sonrisa, hay hábitos y alimentos saludables. Espero haber incentivado a quienes leyeron esta nota a incorporar muchos de ellos.
Marina Hirdes. Odontóloga egresada de la Universidad de Buenos Aires (MN 25850 - MP 44103) Especialista en ortodoncia y ortopedia de los maxilares.
Imagen de portada: Freepik
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